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Hoy es cumpleaños del creador de Naruto, lo que sería un error no hablar un poco de el: Masashi Kishimoto.
Como preescolar Masashi Kishimoto se enamoró de la serie de TV “Doraemon”, todo el mundo hacía dibujos de sus personajes. Masashi Kishimoto ha creado una corriente moderna en la antigua concepción del ninja japonés para convertir la historia en un trama de éxito mundial. Hasta ahora ha vendido más de 100 millones de copias. Kishimoto fue siempre el perfeccionista, notando los errores obvios en los dibujos de otras personas y mostrándoles la manera correcta de dibujarlos.
Entrado en sus años de escuela primaria, la creación más famosa de Akira Toriyama, Dragon Ball, se convirtió en anime y para Kishimoto esto significó todo un nuevo interés en el manga y en la revista Shonen Jump. Kishimoto y su hermano a menudo jugaban tratando de pensar en nombres para sus propios personajes. En ese momento lo más que les venía a la mente eran condimentos que podía encontrar en el refrigerador, como “Hombre mostaza”.
Para el final de sus estudios primarios, Masashi Kishimoto era estrictamente un fanático de Dragon Ball, él recuerda cuán obsesionado estaba con el trabajo de Akira Toriyama. En esta etapa de su vida, a Kishimoto no le permitieron gastar 190 Yen en revistas Shonen Jump, y tenía que depender de un amigo para que le mostrase los capítulos de Dragon Ball. Kishimoto también se ha declarado ser el fan número 1 de Dragon Ball.
Fue en este momento de su vida en que Masashi Kishimoto comenzó a pensar para sí que “el manga era genial” y deseaba convertirse en un famoso mangaka como Akira Toriyama creando su primer manga cerca de este momento y que llevaba por título “Hiatari-kun”, una historia que giraba acerca de “un niño ninja de las sombras”.
En la escuela intermedia llamado los proceres, Kishimoto comenzó a enfocarse en otras cosas diferentes al dibujo. El béisbol se convivió en gran parte de su vida, y naturalmente tenía que dedicar más tiempo al estudio, lo que significó poco o ningún tiempo para dibujar. Se comenzó a preocupar de si estaba “muy viejo para dibujar”, y en este punto un evento increíble ocurrió en su vida. Mientras caminaba a casa de la escuela, observo una pancarta de una película, uno de los mejores dibujos que había visto en su vida, y se preguntó, ¿cómo una persona podía dibujar tan bien? El dibujo era de la película de Katsuhiro Otomo, “Akira”. Este dibujo reencendió la llama de su pasión por el dibujo, y al día de hoy continúa dibujando constantemente esperanzado en que algún día llegara a hacer algo que se acerque a esa imagen.
Luego de conocer a “Akira”, los dibujos de Masashi Kishimoto cambiarían en gran medida. Pasó horas estudiando y tratando de entender el estilo de Otomo, pero no podía. Entonces tuvo la revelación de que eso era algo totalmente original, y que nada era como eso. Era algo imposible de copiar, parecido al ADN de una persona. No podía entender que era lo grandioso acerca de los dibujos tanto de Otomo como de Toriyama, pero hubo varias cosas que pudo entender. Los eféctos, el diseño, cada pequeño detalle era perfecto y diferente del de otros artistas. Kishimoto entonces comenzó a pensar para sí que una imagen atractiva es una imagen original, y aprender a copiar otros artistas era algo insustancial.